Perlas

Perlas

En sus sueños conoció a una chica sorprendente. No era por su dulce mirada cargada de ternura con destellos de miel. Ni la expresividad de sus labios rozando el algodón de las nubes. Ni tan siquiera, los reflejos dorados del Sol sobre su pelo, jugueteando con el viento. Era por las diminutas perlas brillantes que cubrían sutilmente sus brazos.

Nunca supo lo que eran hasta que se marchó. Entonces comprendió que eran gotas de mar que habían ido quedando sobre su piel mientras nadaba, y creeme, lo había hecho durante mucho tiempo porque, aunque nunca la volvió a ver, jamás podrá olvidar que una vez conoció a una sirena.

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