El tren pasa

El tren pasa cuando cruzo el puente sobre la vía y bien pudiera ser que eso no fuese un tren, sino mi vida. Y el tren pasa, y yo lo miro, pero nunca viajaré dentro. Y me pongo triste pensando en que preferiría ir sentado en uno de sus asientos azules, mirando por la ventana y escuchando el estruendo al avanzar. Pero el tren pasa y yo me quedo. Y me imagino llegando a la estación fría donde ella me espera en el andén. Nos miramos por un momento y después sonríe, sonríe esa sonrisa bendita que me hace sentir bien y que no sé de donde viene. El tren pasa y ya casi no le veo. Puedo sentir su mano en mi mano y oír como respira entrecortada por el frío. Es invierno y aunque la noche es oscura, veo sus ojos brillar. Me imagino su voz contándome cosas y casi me parece oírla.
Cuando abro los ojos, el tren se ha marchado y yo sigo aquí, apoyado en el cristal empañado con mi aliento, y soñando, soñando con marcharme en el tren que ya no veo.