Sangrar
Lo que voy a contar a continuación a propósito la sangre comienza con panecillos de bimbo crudos. Un panecillo de bimbo crudo no se queda por las buenas en el interior de una tostadora eléctrica. Y, si lo hace, no saldrá de allí a menos que utilices un destornillador. Este postulado ha sido fehacientemente demostrado. Hace bien poco. Para ello debes cortar el panecillo crudo por la mitad siguiendo una disposición longitudinal, que es la manera más difícil. Esta operación tampoco es fácil de llevar a cabo por las buenas. Puede servir de ayuda un cuchillo de carnicero bien afilado y unos alicates. Pero, en el fondo, tampoco sirven de mucha ayuda. Si quieres rebanarte un trozo de dedo, ésta es la posición ideal.
La tendencia normal cuando te llevas por delante un trozo de dedo es la de querer llamar al médico. La sangre significa emergencia. Pero si consigues de alguna forma dominar el pánico, puede presentársete una ocasión existencial si te mantienes en silencio y sangras un poco en el fregadero.
No morirás de este corte; ya te has cortado el dedo otras veces. (Y además no hay tiritas en el botiquín del cuarto de baño. Las has utilizado para hacer los paquetes de los regalos cuando se acabó la cinta adhesiva.) Calma.
Sigue adelante y respira hondo. Y sangra.
Ya ves que no estarás sangrando durante mucho tiempo. Tu propio médico interior se hace cargo del problema de una manera sorprendente. Mientras tanto, el fregadero ha adquirido la más bella de las tonalidades. Un rojo escarlata que nunca podrás adquirir en tubo en la tienda donde se venden artículos de pintura y dibujo. Y es de fabricación casera. Lo más parecido a esto fuera de tu propio cuerpo es el agua de la mar. Cuando salimos de la mar, la interiorizamos. Tenemos alrededor de cinco litros de esta materia en nuestro interior, y si te sacan medio litro y te lo tiran, en un momento vuelves a hacer otro medio litro que sustituye al que te han sacado, y sin que tengas que pensar en nada. Sencillamente te preparas algo más de sangre.
Ya has dejado de sangrar. El efecto de una cascada de proteínas formada por dieciséis escalones ha servido para construir una presa y ha impedido el paso de la corriente. En el lugar de la herida se han reunido los glóbulos blancos para luchar contra la infección; otros elementos sanguíneos han transportado ya materiales para reparar el desperfecto, y ha dado comienzo la curación. Han sido suministradas suficientes endorfinas para disminuir el dolor; en realidad, no hace mucho daño.
Sucederá todo esto si tienes la paciencia de aguantar allí durante cinco minutos.
Sin que tengas que pensar, planificar, organizar o intentar nada.
Esta sangre tuya es preciosa. Es muy poderosa y eficaz. Es digna de respeto.
Es vida.
Confirmado.