Siempre hay un sol
Siempre hay un sol en el reverso de las nubes.
Siempre hay un sol en el reverso de las nubes.
Viajar es la forma primera de aproximarse a lo ignorado y ya se sabe que el problema de viajar es como el de las drogas: requiere cada vez una dosis mayor. Viajar supone salir del espacio natural de tu propia vida, de la monotonía del existir, incluso del aburrimiento que propone lo cotidiano. Supone también un ejercicio de libertad extraordinario, ya que los días no se gobiernan por la obligación sino por el gusto e, incluso, por el capricho. Significa, además, hacer cada día algo diferente, encontrar cada jornada nuevos rostros, disfrutar de situaciones insólitas, darte de bruces con una realidad que has soñado y que de pronto se convierte en parte de tu vida. Viajar, por otra parte, y eso es algo en apariencia contradictorio, acorta el tiempo, porque todo lo que encuentras a tu paso despierta tu interés, tu pasión o tu rechazo, logra que, en suma, te sientas arrebatado por los sentimientos. Y los sentimientos alargan el ritmo del reloj del corazón. Sin embargo, quedarte en casa acaba por ser una forma de repetir a toda hora los mismos ceremoniales, impulsa a tu ánimo a correr cuanto antes las cortinas del tiempo, acelera el cronómetro del existir. ¡Qué extraño es sentir, cuando viajas, que el tiempo se detiene ante la vorágine de la vida, mientras que, cuando te quedas quieto, el tiempo vuela! No has salido un año de tu hogar y parece que hubieran transcurrido quince días. Y te has ido quince días de tu casa y tienes la impresión de que hubieran pasado tres meses. ¡Ah, la bondad del viaje!
– Javier Reverte
El amor
es mandamiento, así pensaba
Kierkegaard. Mejor será
–pienso yo– amar, sin hacer
caso de ese mandamiento.
Reconociéndose
el alma con el alma,
respondiendo
la sangre a la sangre,
sin saber, en pleno
vuelo –hacia arriba
o hacia abajo–,
cuál habrá de ser
el lugar de destino.
– Jüri Talvet
No será ese tu problema, no serán esos tus fantasmas, no tendrás travesías en el desierto ni espejismos a pie de ruina; no vendrás de ninguna parte ni tendrás que ir a otra, porque habrás encontrado un camino hecho para tus pies y adaptado a tu forma de cansarte, con los compañeros de viaje que elijas y un destino todo lo indefinido que tú quieras. No tendrás que elegir nada.
«Hasta donde podemos discernir, el único sentido de la vida humana es iluminar con la luz de la consciencia las tinieblas de la existencia».
~ Carl Jung