La hazaña logística de Jerjes

La hazaña logística de Jerjes

Cuando Jerjes, rey del Imperio persa, se propuso invadir Grecia para vengar la derrota de su padre Darío I en la batalla de Maratón (490 a.C.), reunió un ejército colosal que pasaría a la historia. Según Herodoto, el «Padre de la Historia», este ejército incluía soldados de todas las naciones bajo dominio persa, como libios, etíopes, frigios y lidios. La travesía comenzó con el cruce de los Dardanelos mediante dos enormes puentes flotantes, un despliegue de ingeniería impresionante para la época. Este cruce, que tomó siete días y noches, marcó el inicio de una de las campañas militares más ambiciosas de la antigüedad.
Al llegar a Dorisco, en Tracia, Jerjes decidió contar a sus hombres, ya que era imposible mantener un registro preciso debido a la magnitud de sus fuerzas. Herodoto narra que la técnica utilizada fue tan ingeniosa como laboriosa: se hizo formar a 10.000 soldados en un espacio delimitado por un cerco de altura hasta la cintura. Luego, el resto del ejército fue ingresando en grupos iguales al área previamente demarcada, repitiendo el proceso hasta contar a todos. El resultado fue un ejército terrestre de 1.700.000 hombres, excluyendo las fuerzas navales.
La decisión de contar a las tropas no fue un mero capricho; era esencial para organizar una fuerza tan diversa. Cada grupo nacional debía tener una estructura definida para garantizar la coordinación en el campo de batalla. Además, el número abrumador no solo tenía un valor estratégico, sino también psicológico: el ejército de Jerjes representaba la inmensidad del poder persa y su capacidad para movilizar recursos y hombres en una escala sin precedentes.
Sin embargo, no todo fue perfecto en la campaña de Jerjes. Aunque el ejército parecía invencible, sus problemas logísticos eran monumentales. Alimentar y movilizar a millones de soldados y animales a través de largas distancias agotó rápidamente los recursos disponibles, lo que debilitó al ejército antes de las batallas clave, como la de Salamina y la de Platea, donde los griegos lograron infligir derrotas decisivas.
El recuento de las tropas en Dorisco no solo ilustra la magnitud del ejército persa, sino también el desafío que representaba manejar tal fuerza. Esta escena es un testimonio del genio organizativo necesario para las campañas antiguas y de las lecciones que incluso los ejércitos más grandes deben aprender: la logística y la organización pueden ser tan decisivas como la fuerza bruta.

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