El Solipsismo y la Ausencia de los Sentidos

El solipsismo es una teoría filosófica que sostiene que la única certeza es la propia conciencia. Todo lo demás, incluidos los objetos y otros seres humanos, podría ser una construcción mental sin existencia independiente.
Si un individuo careciera completamente de los cinco sentidos (vista, oído, tacto, gusto y olfato), no podría obtener información del entorno. La conciencia quedaría en un estado absoluto de aislamiento sin estímulos externos que validen la existencia del mundo. Esto refuerza la hipótesis solipsista, ya que sin datos sensoriales, cualquier percepción de realidad se reduciría a procesos internos de la mente.
En este contexto extremo, la distinción entre imaginación y realidad se vuelve irrelevante. La mente solo tendría acceso a pensamientos y recuerdos sin forma de verificar su correspondencia con un mundo externo. Este escenario radical pone en duda la objetividad de cualquier entidad fuera del pensamiento propio.
Filósofos como René Descartes abordaron esta cuestión con su «Cogito, ergo sum» (Pienso, luego existo), afirmando que la conciencia es incuestionable, pero postulando la existencia de un mundo exterior basado en la razón y Dios. George Berkeley propuso que la realidad es percibida por una mente, aunque defendió la existencia de un observador divino constante. En enfoques más extremos, el idealismo subjetivo y autores como J. S. Mill examinaron los límites del conocimiento basado únicamente en la experiencia individual.
Se dio un caso de solipsismo extremo es el de Helen Keller, quien quedó sorda y ciega a los 19 meses de edad. Durante su infancia, antes de aprender el lenguaje táctil, su mundo era una nebulosa sin referencias externas claras. Hasta que su maestra, Anne Sullivan, logró enseñarle la conexión entre los signos en la mano y los objetos del mundo real, su conciencia existía en un aislamiento casi absoluto. Keller llegó a describir su aprendizaje como el momento en que «salió de la oscuridad», lo que sugiere que sin percepción sensorial y sin lenguaje, la realidad externa carece de significado verificable.
El solipsismo plantea interrogantes epistemológicas fundamentales: si la realidad depende de la percepción y esta puede ser ilusoria, ¿podemos afirmar la existencia de algo más allá de la conciencia? La ausencia de sentidos llevaría este dilema a su máxima expresión, eliminando cualquier evidencia objetiva del mundo. En este marco, la existencia se reduciría exclusivamente a la actividad mental sin referencia externa verificable.