Crónica de una excursión

Crónica de una excursión

 

De buena mañana tomamos el tren que nos llevaría a Monblanc. Es un pueblo perteneciente a la provincia de Tarragona. Le protege una cadena montañosa repleta de bosques frondosos de árboles caducifóleos. Conforme nos acercamos al pueblo la muralla y el castillo se recortan contra el entorno. Ya en el pueblo las calles aparecen semidesiertas. Un cafecito nos sentará bien antes de hacer camino. Son las 9 y el sol empieza a desplegarse suavemente. Lo primero es localizar la carretera que nos debe llevar a la ermita de ‘Sant Josep’, gracias a las indicaciones de los lugareños es bien fácil llegar hasta allá, además venía provisto de un dossier explicativo de la zona que íbamos a visitar.
La ermita de ‘Sant Josep’ sin ser arquitectónicamente atractiva es un lugar muy visitado tanto por los montblanenses que llegan paseando, como por la gente que llega de cualquier lugar y que conocen el sitio.
Desde ‘Sant Josep’ se toma un camino estrecho pero sin asfaltar que lleva al barranco de ‘la Vall’. Nos damos cuenta que hay marcas de pintura color rojo y blanco que va indicando el camino. El barranco se encuentra más adelante, con un camino amplio, hay muchas casas con huertos y balsas al lado. Al rato el camino se hace estrecho y sinuoso. La vegetación se hace más tupida.
Durante bastantes kilómetros el camino discurre paralelamente al barranco de ‘la Vall’. La panorámica es espectacular. Destaca sobre todo su frondosidad, ya que es una zona bastante húmeda, y eso se puede observar en la diversa vegetación del bosque, con innumerables tipos de árboles.
A pesar de que es una zona boscosa hay casas que recuerdan que un tiempo había gente que vivía todo el año.
Antes de llegar a la cabecera del barranco, se esconde ‘la fuente de Ana’, a partir de entonces el camino se hace empinado durante un par de kilómetros hasta llegar a Rojals. En ese precioso momento estamos a 1000 metros de altitud. Algo cansados después de tres horas de caminar. Una visita al pueblo para tomar un refrigerio. Vale la pena pasear por sus calles estrechas y bien arregladas y admirar las casa que se han ido restaurando acertadamente en los últimos años. Rojals se ha convertido en un lugar muy apreciado para veranear. Desde aquí se realizan multitud de excursiones siguiendo diferentes senderos.
Una vez repuestos toca realizar el camino de regreso, suerte que es de bajada. Alrededor de las 17.00 llegamos de nuevo a Montblanc. Nos da tiempo a dar una vuelta por el pueblo antes de tomar el tren. De paso compramos algo de repostería típica del lugar.
Ya con ganas de llegar a casa y tomarnos una ducha queda la sensación de haber vivido un día en plena naturaleza, con ganas de volver a repetir la experiencia en otro lugar de Cataluña.

Para ver las fotos: Fotos de excursión a Rojals

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