La Pampa de Quinua

La Pampa de Quinua

La pampa de Quinua es uno de esos lugares mágicos perdidos en el mundo donde la tierra y el cielo se dan un beso. Allí el aire es limpio y vigoroso, el cielo es azul caribe y las nubes semejan copitos de algodón. A pesar de que los Apus te observan desde los cerros colindantes, la sensación de libertad es tremenda… te sientes perdido en la inmensidad del mundo… en lo más profundo de los andes peruanos.

El lugar es celebre porque en 1827 hubo una batalla por la independencia del Perú en la que perdimos los españoles, es por ello que la altiplanicie está presidida por un obelisco de 44 m de altura, erigido en honor de los héroes anónimos de la ‘Batalla de Ayacucho’. Se puede subir al obelisco para contemplar los alrededores en todo su esplendor, además hay un pequeño museo con algunos motivos de la contienda.

Para llegar hasta este singular lugar debemos partir desde Ayacucho. Tomamos una combi y después de 37 km llegamos a Quinua. Le pedimos al conductor que nos lleve al altiplano para así ahorrarnos la fatiga de caminar toda la subida hasta el lugar. No olvidemos que estamos a unos 3.500 metros sobre el nivel del mar y que a esa altitud el oxígeno empieza a escasear.
Una vez allí podemos optar por dar un paseo, visitar un pequeño mercadillo o cabalgar hasta unas cascadas cercanas.
De regreso lo ideal es llegar hasta el pueblo caminando. El paseo es agradable y nos llevará unos 10 minutos.

De paso podremos observar la artesanía local reflejada en los tejados de las casas que están adornados con piezas de cerámica, con finalidad protectora (iglesias de techo o toritos de Pucará), que corroboran la influencia que tuvieron los alfareros huarpas de la cerámica del Titicaca.

En la plaza de Quinua está el ‘Museo de Sitio’ que todavía conserva la habitación en que se firmó la capitulación tras la derrota de Ayacucho.

Y como no… también podemos acercarnos al mercadillo para comprar algunas piezas de cerámica y objetos típicos.

Otra de las gratas sorpresas que nos aguarda de regreso es un recinto arqueológico que dista a unos 10 km de Quinua. El paraje es totalmente diferente al del altiplano, con un microclima más seco donde abundan bosques de tuna, una especie de cactus. El recinto es inmenso y a medio explotar, con varias entradas. Obviamente lo mejor es entrar por arriba para ir bajando hacia la salida.

En nuestro recorrido podremos vislumbrar algunos resto arqueológicos de lo que queda de una de la ciudades de la cultura Wari. Fue la capital del imperio andino que existió entre los siglos VI y XII d.C. La ciudad, como todas las construcciones Wari, se caracteriza por la disposición rectangular de sus recintos, que están amurallados por paredones defensivos de hasta 6 y 10 m de altura.

Finaliza nuestro recorrido la visita de un museo que documenta las excavaciones.

Ya podemos dar por finalizada esta pequeña excursión por uno de los lugares más recónditos e interesantes del Perú.

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