Microcuento de Navidad

Hacía mucho frío, y mi mano mantenía una dura lucha con el cristal que se empeñaba en no dejarme ver. Era ya de noche, y los centelleos de las luces del árbol teñían la casa de verde y rojo, dándole un aspecto irreal. En la casa de enfrente otro árbol parecía estar conversando con el mío, con sus interminables juegos de luces. Un niño estaba sentado de espaldas debajo del árbol, rodeado de papeles de regalo abiertos, abrazando a un muñeco casi tan grande como él. En la habitación contigua pude distinguir en la penumbra una pareja, eran jóvenes y estaban discutiendo acaloradamente. El niño parecía abrazar cada vez con más fuerza al muñeco, y observé cómo se reflejaban las luces del árbol en sus ojos inertes. Aún hoy dudo al recordarlo, pero juraría que vi una gota deslizarse lentamente por su mejilla de plástico.