Maléfique (2002)

Maléfique (2002)

Esta película, que fusiona el thriller carcelario con el horror cósmico, transcurre casi en su totalidad en una celda donde cuatro presos —un empresario corrupto, un transexual en transición, un retrasado mental caníbal y un asesino— encuentran un diario del siglo XIX lleno de ritos ocultistas. Lo que comienza como un intento de fuga se desmorona en un vórtice de surrealismo y body horror, con miembros amputados, paredes que devoran extremidades y portales esotéricos que desafían la lógica, todo bajo la sombra de H.P. Lovecraft.
La película subvierte el género de prisiones al entrelazarlo con el pánico existencial de La pata de mono: los deseos se cumplen con un precio brutal. Su crudeza visual —genitales cíclopes, símbolos incendiarios— anticipó elementos que años después popularizarían series como Stranger Things . Aunque contemporánea de filmes como Irreversible (2002), Malefique se distancia del torture porn para sumergirse en lo fantástico, con una claustrofobia que recuerda a Cube (1998) pero teñida de misticismo.
Olvídese del terror carcelario convencional: aquí, la prisión es un laberinto metafísico donde el mal trasciende las rejas. Su estética sucia y simbólica, junto a un guion que prioriza el enigma sobre el gore, la alejan de las modas de su época. Hoy, en la era del VOD, su propuesta —minimalista y ambiciosa— resuena con fuerza, reclamando un lugar entre los clásicos modernos del terror. Una rareza que, finalmente, encuentra su momento.

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