En busca de la energía oscura

En 1998, el descubrimiento de la energía oscura revolucionó la cosmología al revelar que el universo no solo se expande, sino que lo hace a un ritmo acelerado, desafiando la expectativa de que la gravedad ralentizaría este proceso tras el Big Bang. Nombrada por su misterio, esta fuerza, que constituye cerca del 70% del cosmos, ha sido un enigma persistente. Sin embargo, recientes observaciones del Instrumento Espectroscópico de Energía Oscura (DESI), ubicado en el Observatorio Nacional de Kitt Peak, Arizona, están sacudiendo los fundamentos de la teoría cosmológica, incluida la relatividad general de Albert Einstein. DESI, con sus 5.000 fibras ópticas robóticas que funcionan como minitelescopios, escanea galaxias a alta velocidad, midiendo la aceleración de su separación en diferentes épocas cósmicas. En 2024, los datos iniciales sugirieron una variación en la fuerza de la energía oscura, un hallazgo que muchos consideraron una posible anomalía. Pero en 2025, la evidencia se ha fortalecido, como confirma Seshadri Nadathur de la Universidad de Portsmouth: “Hemos realizado pruebas exhaustivas; los resultados no son un artefacto de los datos”.
Este hallazgo, aún preliminar, indica que la energía oscura podría no ser una constante cosmológica, como postula el modelo estándar basado en Einstein, sino una entidad dinámica que evoluciona con el tiempo. Ofer Lahav, de University College de Londres, describe el momento como “espectacular”, sugiriendo un posible cambio de paradigma en nuestra comprensión del espacio-tiempo. La profesora Catherine Heymans, Astrónoma Real de Escocia, destaca que, tras un escrutinio intensivo, los datos de DESI apuntan a un descubrimiento potencialmente trascendental, aunque persiste la cautela: “Aún podría ser un error, pero también podríamos estar al borde de algo grande”. La colaboración DESI, que involucra a más de 900 investigadores de 70 instituciones globales, planea mapear 50 millones de galaxias en los próximos dos años para confirmar si esta variación es real.
Paralelamente, la misión Euclid de la Agencia Espacial Europea, lanzada en 2023, complementará estos esfuerzos con un mapeo más profundo del cosmos. Equipado con óptica avanzada, Euclid observará galaxias a mayores distancias, ofreciendo datos que podrían validar o refutar los hallazgos de DESI. Andrei Cuceu, del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, subraya: “Dejamos que el universo nos revele sus secretos, y parece decirnos que es más complejo de lo que imaginábamos”. La pregunta central —qué causa esta variación— permanece sin respuesta. Lahav admite con entusiasmo: “¡Nadie lo sabe!”. Si se confirma, este fenómeno exigiría una nueva teoría física, desafiando la constante cosmológica de Einstein y abriendo un horizonte de posibilidades para entender la estructura del cosmos. Mientras DESI y Euclid acumulan datos, el universo podría estar a punto de reescribir sus propias reglas, invitándonos a repensar la naturaleza misma de la realidad.