La verdad es efímera

La verdad es efímera

Se dice que Rubén Darío memorizó todo el diccionario español; que Víctor Hugo tenía como único ejercicio físico escribir parado; que Dylan Thomas escribió tres preciosos versos que no los entendía ni su madre; que los poemas de amor de Pablo Neruda jamás conocieron correcciones ni borradores; que García Márquez escribía interminables cartas a su inexistente amada o a su señora madre sólo para encontrar inspiración; que las obras de William Shakespeare fueron atribuidas a más de veinte personas, entre ellas, la reina Isabel; que Juan Rulfo habitaba los cementerios robando el nombre a las lápidas para ponerlas a sus personajes; que la sola imagen de una niña con los pantalones embarrados desencadenó ‘El Sonido y la Furia’ de William Faulkner; y que el más grande escritor Latinoamericano jamás existió, que un actor italiano lo caracterizaba y hoy sólo leemos los escritos trabajados por un grupo de eruditos, quienes firman con el nombre: ‘Jorge Luis Borges’.
Y recuerda que la verdad es efímera…

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