‘Así que supongo que somos lo que somos por un montón de razones. Y quizá nunca conozcamos la mayoría de ellas. Pero aunque no tengamos el poder de elegir de dónde venimos, todavía podemos elegir a dónde vamos desde ahí. Todavía podemos hacer cosas. Y podemos intentar sentirnos bien con ellas’.
~ Las ventajas de ser un marginado dirigida por Stephen Chbosky
‘Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.’
Ella está en el horizonte.
Me acerco dos pasos,
ella se aleja dos pasos más.
Camino diez pasos
y el horizonte se corre
diez pasos más allá.
Por mucho que yo camine
nunca la voy a alcanzar.
¿Para qué sirve la utopía?
Sirve para eso:
para caminar.
Tras de un amoroso lançe,
y no de esperança falto,
bolé tan alto, tan alto,
que le di a la caça alcançe.
1
Para que yo alcançe diese
a aqueste lançe diuino,
tanto bolar me conuino
que de vista me perdiese;
y, con todo, en este trançe
en el buelo quedé falto,
mas el amor fue tan alto
que le di a la caça alcançe.
2
Quando más alto subía
deslumbróseme la vista,
y la más fuerte conquista
en oscuro se fazía,
mas, por ser de amor el lance,
di un çiego y oscuro salto,
y fui tan alto, tan alto,
que le di a la caça alcançe.
3
Quanto más alto llegaua
de este lançe tan subido,
tanto más bajo y rendido
y abatido me hallaua;
dixe: No abrá quien alcançe;
y abatíme tanto, tanto,
que fui tan alto, tan alto,
que le di a la caça alcançe.
4
Por una estraña manera
mil buelos passé de un buelo,
porque esperança de çielo
tanto alcança cuanto espera;
esperé sólo este lançe
y en esperar no fui falto,
pues fui tan alto, tan alto
que le di a la caça alcançe.
~ De San Juan de la Cruz: Tras de un amoroso lance. Otras del mismo a lo divino.
Y después de hacer todo lo que hacen se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.